viernes, 1 de mayo de 2020

Por un 1° de mayo feminista: traer lo reproductivo al centro

¿Qué queremos decir con 1° de mayo feminista? ¿Qué reivindicamos? En el día internacional de lxs trabajadorxs, retomamos la politización de los trabajos reproductivos, los cuidados y las tareas domésticas, como una demanda central de la contracultura feminista. Insistimos en reconocer y revalorizar los trabajos reproductivos como labor fundamental para la sostenibilidad de la vida, porque finalmente, son tareas que reproducen la fuerza de trabajo en nuestro día a día. Necesitamos una transformación social para que se reconozcan estas labores como un trabajo imprescindible, pero creemos que la coyuntura actual ha evidenciado que somos seres vulnerables e interdependientes, incluso las personas jóvenes y adultas que se representan como totalmente autónomos. Todxs necesitamos cuidados emocionales, materiales, eso es lo que nos vuelve seres sociales. Para este cambio social también es relevante visibilizar el impacto y la plusvalía que generan los trabajos reproductivos gratuitos generados por muchxs de nosotrxs. La diferencia en el tiempo destinado en los hogares entre mujeres y hombres sigue siendo abismal. Sin embargo, en los hogares acomodados, estos potenciales conflictos son neutralizados con el trabajo (mal) remunerado de -en su gran mayoría- mujeres de clases populares y/o migrantes. Por esto, no basta solo con pasar a valorar estas tareas en términos simbólicos. Es necesario acabar con las desigualdades patriarcales, racistas y clasistas que organizan los cuidados y lo doméstico en el neoliberalismo. En el neoliberalismo actual, Jules Falquet, feminista materialista y decolonial, plantea que el mercado se ha apropiado de los cuerpos de las mujeres racializadas y de clases populares. Estas mujeres pasan a servir a otras familias, ausentándose de sus propios entornos sociales. Las mujeres más privilegiadas en cambio, se mantienen en la apropiación que hace el marido de sus cuerpos como administradoras del hogar, sirviendo a sus propias familias. Con reconocer estas desigualdades entre mujeres no apuntamos a negar la opresión patriarcal que viven también mujeres más privilegiadas actualmente, porque efectivamente la viven/vivimos. Buscamos en cambio, reivindicar una transformación más radical de las condiciones actuales, y que esta transformación favorezca el bienestar de todas las personas, y no solo de un grupo de ellxs. Por esto creemos que en el escenario actual, es importante posicionarnos en contra de los efectos destructivos del neoliberalismo en nuestras vidas, y a favor de una descolonización de los legados históricos racistas y patriarcales que cargamos. 

Afiche "Washas del sistema"
Además, nos parece que hoy en día, la reproducción no es solo doméstica o privada. Primero, porque estos trabajos también los realizan profesionales de ciertas áreas que se han feminizado como "una extensión" de las labores de cuidados, como las enfermeras, parvularias, profesoras de escuela, etc. En muchos contextos estos trabajos han salido del espacio doméstico y se han mercantilizado en servicios ofrecidos por empresas de limpieza por ejemplo, o empresas que ofrecen servicios de comida, cuyos trabajadorxs tienen condiciones particularmente precarias. Y segundo, porque las reivindicaciones no debieramos reducirlas al trabajo reproductivo no remunerado sino extenderlas también al trabajo reproductivo (mal) remunerado que constituye un amplio grupo de trabajadorxs precarizados, en muchos contextos un significativo porcentaje de trabajadorxs migrantes, tanto hombres como mujeres. En este sentido, tal vez sería útil sacar el foco de la dicotomía remunerado/no remunerado, considerando que este último está entre los salarios más bajos que existen, por lo que también hay mucho de "gratuito" y desvalorizado en él. ¿Cómo podemos avanzar en una organización y alianza entre la multiplicidad de trabajadorxs del ámbito reproductivo? ¿Cómo construir una contracultura feminista que evidencie aún más el valor de estos trabajos, sin caer en relatos heroicos que legitiman la explotación? 

Por último, creemos que la crisis del coronavirus puede ser leída como una oportunidad para distanciarnos de las pretensiones de certeza y exactitud de la modernidad patriarcal eurocentrica (y soberbia), así como para reconocer nuestras vulnerabilidades y pasar a concebir los cuidados de nosotrxs y de la naturaleza como algo prioritario, pues ésta última es un entorno del cual formamos parte y del cual depende nuestro bienestar. Y estamos claras que ese bienestar colectivo no tiene cabida en la colonización neoliberal de nuestras vidas.



viernes, 24 de abril de 2020

Un vómito lila en torno al personarijillo de Don Ernest de la teleserie La Fiera

He aquí "Don Ernesto" personaje clásico de la teleserie llamada "La Fiera", desarrollada en el archipiélago de Chiloé (sur de Chile).
Se transmitió a finales de los 90', y para quienes crecimos en esta época bien sabemos que las teleseries eran el momento de encuentro familiar; la hora comprendida en que "habías acabado la tarea" (o según la época, veías mekano, o amigas y rivales, o el cable si tenías esas posibilidades pagando o estando colgadx) y la hora antes de que dieran las noticias.
Las teleseries eran tema de conversación en familia y/o de la escuela con las amigas, las vecinas, las primeras, etc. Pues el director Sabatini nos invitaba a través del humor y el amorsh romántico a mirar críticamente una serie de escenarios sociales, políticos y culturales que en el país se iban desarrollando.
De este modo, en la Fiera, este personaje Don Ernesto, empresario Naviero, quizá no el más millonario pero sí con dinero suficiente para mantener una casa, sus alimentos y un ·buen "estándar de calidad de vida", se caracterizaba por ser ciertamente autoritario, posesivo y muy tacaño. Él estaba casado con la Rosita, migrante del norte, mujer de personalidad sencilla, bondadosa, tranquila y sumisa.



sábado, 28 de marzo de 2020

Coronavirus en $hile: cuidados para qué y para quiénes


En un país donde la revuelta social tenía una fuerza increíble y estaba dispuesta a cambiar el modelo neoliberal que ha regido al territorio por más de 40 años, llega el coronavirus con sus particularidades y nos frena, al menos por el momento. En respuesta a esta pandemia, el gobierno, como bien sabe hacerlo, recurre a los milicos y la represión. Gente especialista en pandemias, por supuesto, de alta utilidad y ayuda. 

La (su) lógica es simple: somos una población que por más de 200 años ha estado bajo el lema “Por la razón o la fuerza”, el mismísimo "escudo nacional" nos lo recuerda. Como al día de hoy eso de la razón no tiene cabida en un escenario donde el pueblx chilene es un enemigo implacable y el virus se deja caer irrumpiendo todo obstáculo (sobre todo si se lo ponen fácil), las fuerzas armadas son las únicas que nos protegerán, se supone. Sin embargo, ¿algunx de ustedes puede respondernos cuál es la colaboración de éstos en un toque de queda nocturno?, en un país donde la gente continúa su vida tal cual como todos los días hasta las 22 horas. Con la única salvedad que ahora se sale con más miedo de lo habitual, y los grupos de espera y saturación por el transporte se incrementan por la falta de logística y tino por parte de “especialistas”.

Foto: Redfish

miércoles, 25 de marzo de 2020

Al calor de la barricada la normalidad no es opción

Santiago de Chile yace bajo la humareda hace ya dos meses. En ella se entreveran gases lacrimógenos, gas pimienta y agua del carro lanza-aguas provenientes de las policías represoras del Gobierno que buscan reprimir la manifestación, como también el humo de las barricadas, bengalas e incluso extintores originadas por lxs manifestantes como señal de resistencia ante la violencia y fuerza policial que busca poner fin a la protesta. Transcurren días de cotidiano ajetreo callejero y álgidos ánimos a lo largo de todo Chile, la opinión en las calles es dividida -o eso hace creer el show mediático de los grandes holding de la comunicación-, mucho se habla de “las formas y no formas” de protesta, de la marcha pacífica y de estar de acuerdo con el fondo -las demandas-, pero no así con el “vandalismo” de las manifestaciones.

Reiterativos discursos se entrecruzan en los medios de televisión pública y el Gobierno: “delincuentes, violentistas y actos vandálicos”. Son utilizadas horas de pantalla para hablar de saqueos, robos e incendios y para declaraciones que anuncian una “agenda de seguridad” antes que medidas dirigidas a la construcción de una “agenda social” que ponga freno a las reformas que perpetúan la precarización de nuestras vidas o a soluciones que apunten a cambios estructurales en el sistema de pensiones, salud y educación, por ejemplo.

martes, 3 de diciembre de 2019

Colectiva BioReconstruye Chiapas. Modelo de resiliencia comunitaria: territorio, memoria y género.

Chiapas es, históricamente, un estado con altos índices de marginación y desigualdad: tres cuartas partes de la población se encuentra en pobreza y casi un tercio en pobreza extrema (Red TDT, 2017).
Hace 2 años, el 7 de septiembre del 2017, un terremoto con magnitud de 8.2 sacudió la Costa de Chiapas, afectando fuertemente a varios Estados de la República, siendo Chiapas el segundo más dañado después de Oaxaca. Con afectaciones a 122 municipios (Red TDT, 2017), de los cuales 24 fueron declarados en emergencia extraordinaria, destacando las mayores afectaciones en Tonalá, Pijijiapan, Arriaga y Villaflores. En total 60 mil viviendas dañadas, de las cuales 14 mil fueron identificadas como pérdida total (Documental Ambulante A.C., 2017).
En ese ambiente de desamparo y precariedad el Presidente de la República de ese entonces, Enrique Peña Nieto, hizo declaraciones a los medios masivos donde afirmó que los daños a las viviendas si bien habían sido por el fuerte sismo, éstos eran consecuencia de que las viviendas estaban hechas de adobe (Zatarain Karina, 2017). Aquellas declaraciones tuvo efectos tanto en los Censos Federales porque fueron evaluados los daños con un sesgo discriminatorio hacia las viviendas de adobe por encima de las construcciones convencionales, como en la inmediata demolición de las viviendas de adobe con ayuda de los militares, empresas locales y vecinos de la comunidad.Aumentando así el miedo e incertidumbre en las familias afectadas. 

Dichas acciones desacreditaron los saberes constructivos vernáculos y tradicionales, atentaron sistemáticamente contra los valores culturales y los modos de vida de los habitantes de la región. Impusieron a modo de “doctrina del shock” la demolición de sus viviendas y el uso de materiales industrializados a las familias afectadas. Condicionándolas a recibir el programa de Gobierno que con discursos asistencialistas  que hablan de apoyo o ayuda, y que en lo concreto sólo generan una dependencia hacia el Estado.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Llamamiento Calila


El nuevo pacto por la paz, levantado y cocinado en el ex congreso es una muestra de cómo y nada se aprende de la historia. “Chile la alegría ya viene” persiste siendo una idea que aún no se concreta. Cocinar un acuerdo por una nueva constitución  a espalda de los movimientos sociales, que en gran parte  gestaron el estallido en Chile, es recaer en lo que vivió el país con su retorno falso a la “democracia”;  una democracia pactada, neoliberal y que ha reducido todo a elecciones acríticas.
Visualizamos este acuerdo como un enésimo “montaje de paz”, que es ilegítimo porque el gobierno y los políticos cómplices no han asumido la responsabilidad de asesinatos, mutilaciones, torturas y violaciones. La actual institucionalidad no es una interlocutora válida y tienen que salir a renunciar ya.
Asumir este pacto de paz como algo válido implica dejar en la impunidad las sistemáticas violaciones a los DDHH y el terrorismo de Estado ejercido. Se estaría normalizando la violencia y la muerte, al igual que ocurrió  con el pacto de la democracia que hizo la concertación en el 89 con el dictador. Es necesario aprender de la historia y no aceptar negociaciones con terroristas asesinos que privilegian sus intereses económicos por sobre el bienestar del pueblo.
Ante este panorama,  quienes nos posicionamos como feministas antirracistas y anticapitalistas nos negamos a quedarnos en la discusión progresista de esta “nueva constitución” maniatada:
1-      Porque estará escrita por manos ensangrentadas y por manos que han decidido respaldar y ser cómplices de toda la violencia orquestada por parte del estado chileno.
2-      Porque las mismas personas que piensan escribir la constitución no tienen ni tendrán la voluntad de cambiar desde la estructura el sistema socio económico que nos “sostiene” al día de hoy, eso significaría renunciar a sus verdaderos intereses.
3-      Porque si se escribe una nueva constitución debe ser a partir de los intereses reales del pueblo en donde son las organizaciones de base  las protagonistas de la historia. Las voces feministas, indígenas, pobladoras y de los diversos movimientos sociales son las que deben hacerse eco en cada paso.
Atendiendo a nuestro posicionamiento, hacemos un llamado a la sociedad civil a no bajar los brazos, no dar marcha atrás y a continuar manifestando nuestro descontento y rabia ante el sistema que nos cobija. A este gobierno y a todxs los que sean cómplices de la violencia ejercida al pueblo se les hará saber que las feministas NO PERDONDAMOS NI OLVIDAMOS lo ocurrido durante estas semanas y los 30 años de mal llamada democracia.  La violencia sistemática de la cual hemos sido testigo y víctimas será nuestro pujante para dar cara y alzar la voz y no cansarnos de decir YA BASTA.   
"Ya estamos: Las Calilas, Las Mojojo, Las Maiga, TODAS, TODAS,TODAS"

#RenunciaPiñera
#AbajoElMalGobierno
#ChileDespertó

jueves, 14 de noviembre de 2019

El discurso de los DDHH: ficciones y alternativas


Cuando el director del INDH, Segio Micco, negó la sistematicidad de las violaciones a los DDHH en Chile, nos surgieron muchas preguntas: ¿cómo seguir creyendo en un concepto tan manoseado como los DDHH cuando la institucionalidad ampara la muerte en pos de la acumulación? ¿No es sintomático que tengamos que estar constantemente apelando a los DDHH? Que haya que invocar esta figura todos los días es porque evidentemente no hay garantía de esos derechos, a excepción para los ricos, (euro)blancos y hombres predominantemente. ¿Será que los Estados capitalistas inventaron esta fachada para legitimar su poder y controlar aquellas alternativas que se escaparan de su marco de intereses? ¿Por qué el mundo se escandaliza solo con las supuestas "violaciones a los DDHH“ en Cuba y Venezuela? Nosotras creemos que el discurso de los DDHH es sospechoso desde que surgió. Uno de los logros del terrorismo de Estado es que nos concentremos justamente en los DDHH y que los debates se reduzcan a esto. Por supuesto que son una base -base que precisa ser resignificada desde un feminismo decolonial y antirracista-, la vida respirada en dignidad es un punto de partida, pero no permitamos que las discusiones se despoliticen y se queden solo en reivindicaciones de carácter liberal como ha pasado en el período postdictadura. Necesitamos complementar la defensa mínima y básica de la integridad de todas las personas con una urgente discusión de proyecto alternativo de sociedad. Una sociedad en la que no tengamos que discutir el uso de perdigones y balines dirigidos a mutilar los ojos de manifestantes, sino una sociedad que reformule las nociones de DDHH desde visiones colectivistas. 

El pueblo mapuche, l@s zapatistas y el pueblo kurdo son quizá algunos de los ejemplos más importantes en términos de referencia organizativa y resistencia. Cada cual, desde su historia y contexto, lucha por y para el pueblo. Lo comunitario, es decir, el vivir velando por el  bienestar común en el que todas y todos tengan cabida, puede funcionar como nuestro precedente.  Pues el sistema neoliberal nos ha orillado a vidas individualistas que nada tienen que ver con lo que los pueblos mencionados nos presentan. Tan efectivo ha sido el modelo que al día de hoy en las marchas suelen observarse carteles que anuncian una disculpa al pueblo mapuche en relación "ahora les creemos". La falta de empatía ha sido uno de los grandes logros de este sistema nefasto. Sin embargo, el pueblo mapuche no es rencoroso, por el contrario, está presente en estas movilizaciones solidarizando con lxs chilenxs. Esa es una enseñanza concreta y honesta.  


"La lucha es por la vida", es uno de los eslogan que por el sur de Chiapas suele escucharse ¿Hace cuánto fue su levantamiento? Hace 26 años se anunció un "Ya basta". Esto quiere decir que desde ese entonces -al menos de manera visible para el mundo- los y las zapatistas, a través de sus propuestas y trabajos, nos han ido entregando pistas para que pensemos y repensemos el vivir bajo las premisas de libertad,  justicia y  dignidad. 


Mientras que, el pueblo kurdo, uno de los más antiguos y resistentes del mundo, también ha desafiado por completo las estructuras capitalistas, patriarcales y etnocidas. "El pueblo no será libre, hasta que las mujeres lo sean" y, "las mujeres no seremos libres hasta que todas las mujeres del mundo lo estén", son algunas de sus premisas de vida. Esto, justamente, es hacia donde debemos comenzar a apuntar. El caminar está en que "la dignidad se haga costumbre", que nuestro habitar el mundo sea autodeterminado en colectivo y construido en respeto a nuestras cuerpas, nuestras identidades, territorios y cosmovisiones. 

Por un 1° de mayo feminista: traer lo reproductivo al centro

¿Qué queremos decir con 1° de mayo feminista? ¿Qué reivindicamos?  En el día internacional de lxs trabajadorxs, retomamos la politización d...