viernes, 15 de noviembre de 2019

Llamamiento Calila


El nuevo pacto por la paz, levantado y cocinado en el ex congreso es una muestra de cómo y nada se aprende de la historia. “Chile la alegría ya viene” persiste siendo una idea que aún no se concreta. Cocinar un acuerdo por una nueva constitución  a espalda de los movimientos sociales, que en gran parte  gestaron el estallido en Chile, es recaer en lo que vivió el país con su retorno falso a la “democracia”;  una democracia pactada, neoliberal y que ha reducido todo a elecciones acríticas.
Visualizamos este acuerdo como un enésimo “montaje de paz”, que es ilegítimo porque el gobierno y los políticos cómplices no han asumido la responsabilidad de asesinatos, mutilaciones, torturas y violaciones. La actual institucionalidad no es una interlocutora válida y tienen que salir a renunciar ya.
Asumir este pacto de paz como algo válido implica dejar en la impunidad las sistemáticas violaciones a los DDHH y el terrorismo de Estado ejercido. Se estaría normalizando la violencia y la muerte, al igual que ocurrió  con el pacto de la democracia que hizo la concertación en el 89 con el dictador. Es necesario aprender de la historia y no aceptar negociaciones con terroristas asesinos que privilegian sus intereses económicos por sobre el bienestar del pueblo.
Ante este panorama,  quienes nos posicionamos como feministas antirracistas y anticapitalistas nos negamos a quedarnos en la discusión progresista de esta “nueva constitución” maniatada:
1-      Porque estará escrita por manos ensangrentadas y por manos que han decidido respaldar y ser cómplices de toda la violencia orquestada por parte del estado chileno.
2-      Porque las mismas personas que piensan escribir la constitución no tienen ni tendrán la voluntad de cambiar desde la estructura el sistema socio económico que nos “sostiene” al día de hoy, eso significaría renunciar a sus verdaderos intereses.
3-      Porque si se escribe una nueva constitución debe ser a partir de los intereses reales del pueblo en donde son las organizaciones de base  las protagonistas de la historia. Las voces feministas, indígenas, pobladoras y de los diversos movimientos sociales son las que deben hacerse eco en cada paso.
Atendiendo a nuestro posicionamiento, hacemos un llamado a la sociedad civil a no bajar los brazos, no dar marcha atrás y a continuar manifestando nuestro descontento y rabia ante el sistema que nos cobija. A este gobierno y a todxs los que sean cómplices de la violencia ejercida al pueblo se les hará saber que las feministas NO PERDONDAMOS NI OLVIDAMOS lo ocurrido durante estas semanas y los 30 años de mal llamada democracia.  La violencia sistemática de la cual hemos sido testigo y víctimas será nuestro pujante para dar cara y alzar la voz y no cansarnos de decir YA BASTA.   
"Ya estamos: Las Calilas, Las Mojojo, Las Maiga, TODAS, TODAS,TODAS"

#RenunciaPiñera
#AbajoElMalGobierno
#ChileDespertó

jueves, 14 de noviembre de 2019

El discurso de los DDHH: ficciones y alternativas


Cuando el director del INDH, Segio Micco, negó la sistematicidad de las violaciones a los DDHH en Chile, nos surgieron muchas preguntas: ¿cómo seguir creyendo en un concepto tan manoseado como los DDHH cuando la institucionalidad ampara la muerte en pos de la acumulación? ¿No es sintomático que tengamos que estar constantemente apelando a los DDHH? Que haya que invocar esta figura todos los días es porque evidentemente no hay garantía de esos derechos, a excepción para los ricos, (euro)blancos y hombres predominantemente. ¿Será que los Estados capitalistas inventaron esta fachada para legitimar su poder y controlar aquellas alternativas que se escaparan de su marco de intereses? ¿Por qué el mundo se escandaliza solo con las supuestas "violaciones a los DDHH“ en Cuba y Venezuela? Nosotras creemos que el discurso de los DDHH es sospechoso desde que surgió. Uno de los logros del terrorismo de Estado es que nos concentremos justamente en los DDHH y que los debates se reduzcan a esto. Por supuesto que son una base -base que precisa ser resignificada desde un feminismo decolonial y antirracista-, la vida respirada en dignidad es un punto de partida, pero no permitamos que las discusiones se despoliticen y se queden solo en reivindicaciones de carácter liberal como ha pasado en el período postdictadura. Necesitamos complementar la defensa mínima y básica de la integridad de todas las personas con una urgente discusión de proyecto alternativo de sociedad. Una sociedad en la que no tengamos que discutir el uso de perdigones y balines dirigidos a mutilar los ojos de manifestantes, sino una sociedad que reformule las nociones de DDHH desde visiones colectivistas. 

El pueblo mapuche, l@s zapatistas y el pueblo kurdo son quizá algunos de los ejemplos más importantes en términos de referencia organizativa y resistencia. Cada cual, desde su historia y contexto, lucha por y para el pueblo. Lo comunitario, es decir, el vivir velando por el  bienestar común en el que todas y todos tengan cabida, puede funcionar como nuestro precedente.  Pues el sistema neoliberal nos ha orillado a vidas individualistas que nada tienen que ver con lo que los pueblos mencionados nos presentan. Tan efectivo ha sido el modelo que al día de hoy en las marchas suelen observarse carteles que anuncian una disculpa al pueblo mapuche en relación "ahora les creemos". La falta de empatía ha sido uno de los grandes logros de este sistema nefasto. Sin embargo, el pueblo mapuche no es rencoroso, por el contrario, está presente en estas movilizaciones solidarizando con lxs chilenxs. Esa es una enseñanza concreta y honesta.  


"La lucha es por la vida", es uno de los eslogan que por el sur de Chiapas suele escucharse ¿Hace cuánto fue su levantamiento? Hace 26 años se anunció un "Ya basta". Esto quiere decir que desde ese entonces -al menos de manera visible para el mundo- los y las zapatistas, a través de sus propuestas y trabajos, nos han ido entregando pistas para que pensemos y repensemos el vivir bajo las premisas de libertad,  justicia y  dignidad. 


Mientras que, el pueblo kurdo, uno de los más antiguos y resistentes del mundo, también ha desafiado por completo las estructuras capitalistas, patriarcales y etnocidas. "El pueblo no será libre, hasta que las mujeres lo sean" y, "las mujeres no seremos libres hasta que todas las mujeres del mundo lo estén", son algunas de sus premisas de vida. Esto, justamente, es hacia donde debemos comenzar a apuntar. El caminar está en que "la dignidad se haga costumbre", que nuestro habitar el mundo sea autodeterminado en colectivo y construido en respeto a nuestras cuerpas, nuestras identidades, territorios y cosmovisiones. 

Chile, el Estado terrorista y sus objetivos

Uno de los objetivos del terrorismo de Estado es provocar un dolor tan fuerte que no sea posible de procesar. Es provocar un shock, un trauma que paraliza, porque es más fácil reprimir los recuerdos de lo vivido que enfrentarlos y revivirlos. La avanzada represiva, mutiladora y terrorista del Estado capitalista y su aparato militar está buscando reinstalar el miedo y shock en lxs que luchan, para así volver a tener personas atemorizadas y enajenadas que se anclen pasivamente al ajetreo de una cotidianeidad explotadora. Buscan reactivar la memoria de derrota de las utopías y volver a romper el tejido social, las organizaciones y articulaciones sociales, mediante la creación de caos social. Los policías están persiguiendo y amenazando por medio de torturas a quienes desafían el status quo en Chile; una perfecta performance estatal es la que se presenta en el escenario de las últimas semanas. En los hechos, nada lo distingue de las prácticas maquiavélicas de los 70s-80s. Sin embargo, los horrores de la dictadura los representamos como superados. Según el museo de la memoria y los DDHH están encapsulados entre 1973 y 1990. No hay contexto conflictivo previo ni continuidades posteriores. Pero sabemos que no hay meras coincidencias o equivocaciones en el despliegue de la fuerza policial actual. Si no, ¿por qué hay más de 200 personas con al menos un ojo mutilado? Esto es un mensaje de terror al "despertar chileno" que, por lo demás, se ha venido gestando desde hace muchos años. El aumento de la violencia ha sido progresivo: pueblo mapuche, movimiento estudiantil, movimientos contra centrales hidroeléctricas, sector pesquero, y otros ya habían constatado en sus cuerpos que no nos estábamos enfrentando a una "violencia permitida", más bien, los años previos fueron preparándonos para lo que está sucediendo  actualmente, bajo el proceso de la normalización de la violencia. Muchxs de lxs que se encuentran en las calles probablemente no encarnan el miedo dictatorial y es por ello que hoy nuestras cuerpas se han transformado en campos de batalla, al igual que en  dictadura. 

En este sentido, claro está que con esta práctica sistemática de disparos a los ojos se nos está advirtiendo simbólicamente que no estamos autorizades a observar nuestra realidad de manera crítica. Antes del estallido, nuestra vista estaba siendo nublada por el agobio del día a día bajo el control del sistema y por tanto, no representábamos ninguna amenaza. Ahora que "Chile abrió los ojos", el Estado declara a ellos, las caras, cuerpos, mentes, almas y corazones del pueblo, un castigo ejemplar a través de las prácticas que no pensábamos volverían a repetirse, permitirse y respaldarse  y no sólo por quienes gobiernan el país, sino también por el resto de los países. Hay una complicidad que se manifiesta a través del silencio. 

Todo esto que podemos observar, es una estrategia deliberada y dirigida a reinstaurar el poder y autoridad del Estado neoliberal mediante la violencia más cruda. Pedagogía de la crueldad, como diría Rita Segato. Estamos en un mundo re-feudalizado dice la antropóloga, y los dueños del mundo nos recuerdan mediante el terror quien manda. Argumenta incluso que seguir hablando en términos de desigualdad es poco, porque la apropiación de riquezas de un ínfimo sector -a nivel mundial- ha aumentado a dimensiones extravagantes en las últimas décadas. En definitiva, pareciera que el Estado busca recolonizar de miedo nuestras cuerpas, ese miedo que en tiempos de dictadura caló profundamente y nos llevó a un sistema estatal-empresarial, y que pretende radicalizarse en estos tiempos. El montaje del caos y la crisis son el escenario perfecto para aplicar las medidas inmovilizadoras. Ahora, lo importante es que, pese a esta violencia sistémica, la revuelta no da marcha atrás y continúa en las calles. Se organiza, piensa e imagina "otro Chile". ¿Será posible que la máquina del terror no logre su objetivo?

Por: Migrar Photo


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