Nacida en la periferia de la "Mapurbe", como acuñaría David Añiñir, en 1987. Daniela se reconoce así como Mapuche, feminista, vegana, escritora, profesora de Filosofía e integrante del Colectivo Mapuche Feminista [Rangiñtulewfü].
Un sinfín de cruces de identidades permiten hacer una lectura desde dónde se posiciona Daniela, como sujeta y como poeta. Pues su trabajo, tanto desde el activismo como artístico y escritural, se ve cruzado por aquellas categorías y no se puede entender, su obra, alejada de ello. Su escritura se caracteriza por la crudeza y por el cruce de su historia de vida, como Mapuche, mujer, periférica y pobre.
Dentro de sus trabajos publicados está la plaquette "Cada vigilia" (2007), el libro "Río herido" (Libros del Perro Negro, 2013) y el libro colectivo "Niñas con palillos" (Balmaceda Arte Joven Ediciones, 2014) ganador del Premio Mustakis. El año 2016 publicó la versión definitiva de "Río herido", con Edícola Ediciones y en 2017 publica el texto autogestionado "El territorio del viaje".
A continuación fragmentos de Río Herido...
Todo río contiene un corazón de engaños
de Invertebrada
Hacer un collage con los días que no recuerdo para no pensar que se perdieron o yo no estuve.
Debería coleccionar cabellos
para tejer una bufanda
que llegue a las calles de Vicuña Mackenna,
y de esta manera
asegurar la ruta para encontrarme.
Ropa sucia
Viajo dos horas cada semana
para lavar mi ropa
y tenderla bajo los blocks
en Martín de Solís.
Sobre las escaleras del metro pienso:
si hay algo que olvidar
se irá en cada segundo que mi reloj
vuelve una hora atrás.
Postal
Es necesario hablar en dos voces
y componer nuestra historia no lineal.
Podría ser cualquier lugar.
Territorio manuscrito
Te escribí tanto tiempo
que ahora no me quedan
cuerpos que nombrar.
Esto no es un corazón
Un brazo sacude la imagen
y desaparecemos,
voy a subir tus cerros
y apagaré las luces.
Tengo dos pájaros en la cabeza, que me sacuden para verlos y enérgicamente decidir el cauce de río. En sesenta minutos se puede escribir lo que te queda de vida, arrastrar esa pierna hambrienta hasta el horizonte, nombrar los nietos por orden alfabético, construir una realidad que pronto te abandona.
de Invertebrada
Hacer un collage con los días que no recuerdo para no pensar que se perdieron o yo no estuve.
Tejer mis avenidas
para tejer una bufanda
que llegue a las calles de Vicuña Mackenna,
y de esta manera
asegurar la ruta para encontrarme.
Ropa sucia
Viajo dos horas cada semana
para lavar mi ropa
y tenderla bajo los blocks
en Martín de Solís.
Sobre las escaleras del metro pienso:
si hay algo que olvidar
se irá en cada segundo que mi reloj
vuelve una hora atrás.
Morder otra boca
Podría quebrar mis extremidades y seguiría sin sentir nada, muerdo constantemente mis brazos, llevo las cicatrices a la vista de todos.
Dirección San Francisco
Hay un niño dirigiendo su pistola en mi cabeza, el santo de las calles sólo es el nombre. Amanecer como en la infancia, escuchando las mismas palabras. Ahora me paseo por la ciudad de los perros y las luces, mirando mi cuerpo entre vidrieras, tratando de recoger ese mundo que se rompe a la salida del sol. Un hombre repite su nombre para ver mi reacción.
Preferiría no pensar que perdí un hermano, porque no tengo más hermanos. Estaría contándole todas las estrellas si es que existe.
Postal
Es necesario hablar en dos voces
y componer nuestra historia no lineal.
Podría ser cualquier lugar.
Territorio manuscrito
Te escribí tanto tiempo
que ahora no me quedan
cuerpos que nombrar.
Esto no es un corazón
Un brazo sacude la imagen
y desaparecemos,
voy a subir tus cerros
y apagaré las luces.
[Extracto poema: "soy la guerra" https://www.youtube.com/watch?v=Vddoe2zaPWs]
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