domingo, 21 de octubre de 2018

COLECTIVO OBSCENA

Como primera publicación para ‘socializando feminismo’, conversamos con Trinidad Tamayo. Compañera que es parte del Colectivo Obscena, colectivo editorial de creación y difusión de contenido erótico y feminista.


“Obscena es un colectivo editorial nacido en Santiago de Chile el año 2015. Nos constituímos como un proyecto de visibilización: poniendo en escena el erotismo desde una visión feminista y femenina.
Comenzamos recopilando relatos eróticos de mujeres en el año 2014, y contactamos a diversas ilustradoras para que visibilizaran los íntimos escritos que quisieron compartirnos decenas de mujeres a través de internet. Con el tiempo nos dimos cuenta que nos interesaban muchos más temas relacionados al erotismo y lo femenino, y comenzamos a generar material impreso en torno al feminismo, el cuerpo, las disidencias, el género, el amor, etc.
Nos construímos como un espacio de producción y no de enseñanza. No damos órdenes, sólo abrimos un escenario cuyo horizonte es la espontaneidad, el atrevimiento y la sensibilidad”


Han publicado una diversidad de fanzines y pasquines informativos en torno a las temáticas que son de su interés, desde relatos eróticos como reflexiones sobre el movimiento Ni una menos. Hace unas semanas dieron a conocer su última publicación, un pasquín informativo sobre la historia, el significado y los alcances sociales del movimiento feminista en Chile, enfocando en los últimas marchas y tomas feministas sucedidas este año.
A continuación, presentamos uno de los textos que fue parte de aquella publicación, escrito por una compañera Calila.


Devenir incómodo y feminista

Feminismo es la interpelación a una nueva ética de ser y hacer de forma individual y colectiva. Es la concepción futurista de las mujeres y disidencias sexuales, en lo personal y lo político, en una sociedad que tiene que cambiar y cuestionar los imperativos blindados por el patriarcado.

El feminismo es teoría y acción, concretada en un movimiento político y social que posee un quehacer cotidiano: reflexiona, cuestiona, deconstruye y propone nuevas moralidades y devenires de ser en un contexto que opera bajo concepciones y lógicas patriarcales. Que han desfavorecido y oprimido particularmente a mujeres heterosexuales, lesbianas y disidencias sexuales -que no responden a binarismos- en aspectos: sociales, culturales, políticos, económicos y simbólicos. Éstas cosifican y estereotipan, niega autonomía y derechos, como también impiden decidir sobre nuestros cuerpos,y, han instaurado una división sexual del trabajo que relega a la mujer al ámbito privado, doméstico y de cuidado, y al hombre al ámbito público, trabajo asalariado y político. El feminismo busca cuestionar la estereotipación del cuerpo y comportamientos, la asignación de roles y tareas, y de privilegios otorgados según el sexo con el cuál se nació.

Ha sido, y es, una trinchera por desnaturalizar imaginarios que operan en todos los ámbitos de la vida: desde lo público de la institucionalidad hasta a los propios cuerpos y construcción de subjetividades, en las relaciones -de todo tipo-, y en la organización de nuestros espacios cotidianos: en la calle, en el trabajo, en la Universidad, en la casa y en la cama, como acuñarían Julieta Kirkwood y Margarita Pisano. La heterogeneidad es una parte constitutiva del feminismo desde su surgimiento. Existen múltiples feminismos, porque no existe una mujer universal, sino diversas mujeres y diferentes realidades y contextos en las que se encuentran insertas. No hay uno solo feminismo, son múltiples y plurales, conforman un conjunto heterogéneo de propuestas y de movimientos políticos, culturales y económicos.

Cuando hace unos años atrás parecía impensable frenar a la sociedad de un país en función de exigir justicia social con respecto a la estructura patriarcal que guía nuestras vidas, hoy en día las cosas han ido cambiando. Estamos frente a un momento en que las feministas nos hemos encargado de decir basta ya a la cultura del acoso y la violación, de naturalizar la violencia de carácter sexual que existe al interior de las relaciones interpersonales -en lo laboral, en la política, en la educación- y en nuestras experiencias cotidianas. El feminismo ha llegado a instalarse, siendo la invitación a la incomodar lo instaurado, ha comenzado a ser tema de discusión en la mesa. Este movimiento irrumpió en las instituciones educacionales, en la calle, las casas y el debate institucional, es un resurgimiento de movilizaciones con diversas causas e intervenciones públicas y de trabajo militante.

Las feministas históricamente hemos caído mal, porque incomodamos cuando cuestionamos lo que se nos ha hecho creer que es un deber ser y hacer, como hábito moral e imperativo. Pero, si no es incomodando, no removeremos los pilares que legitiman el demérito y la opresión de las mujeres y disidencias, como es con la violencia de género y sus implicancias, con el aborto, el no reconocimiento del trabajo doméstico, la precarización laboral, y así suma y sigue. De seguro seguiremos cayendo mal, hasta que nuestras problemáticas dejen de solaparse. El feminismo nos invita, incomodando, a cuestionarlo todo.




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