miércoles, 20 de febrero de 2019

Los mal llamados problemas íntimos


“Los mal llamados problemas íntimos”

Hola, les escribo para compartirles mi historia… porque pienso que no es sólo mía, de seguro muchas de las que lean estas líneas también lo han vivido en algún momento y, sino, a más de alguna le ocurrirá, tristemente. Y conste que no nos hemos enterado de ello porque la sociedad nos ha enseñado a callar; hemos aprendido a guardarnos muy bien las cosas que más nos pueden afectar.

Pues así me pasó por mucho tiempo, actualmente tengo 28 años. Sin embargo, parte importante de mi vida ha transcurrido en silencios, silencios que para el resto que se encuentra a mi alrededor han pasado totalmente desapercibidos...precisameente fui yo quien se encargó de que fuera así porque  cuando en algún momento intenté hablar sobre los "problemas más íntimos” parecía que los nudos en la garganta se instalaban en mí, como barricadas…



Imagen extraída de: http://www.ginecologianatural.com.ar/#!/-ginecologia-al-alcance-de-todas/  

A mi corta edad de 5-6 años sufrí mi primer abuso sexual (al menos del cual soy consciente). Sí, por parte de aquel primo buena onda, ese de confianza que iba cada fin de semana junto a su esposa a comer a casa y a compartir con mi familia. Muchos años oculté sus recurrentes abusos, aunque soñaba despierta cada día sobre que lograba contarles a mi mamá y a mi papá eso que tan abrumada me tenía, pese a no saber bien de qué se trataba.

Por otro lado, la verdad es que a pesar del rechazo que sentía por él, también me caía bien; el muy asqueroso supo hacer muy bien su manipulación mental. Afortunadamente, al pasar los años, pude contar aquel secreto que tan bien supe guardar. Aún era niña cuando lo verbalicé, aunque desde ese momento sabía que algo no andaría bien en el futuro...

Pues cuando inicié mi vida adolescente y comenzó a surgir mi deseo sexual hacia otra persona, sentí mucho miedo, la imagen de mi primer abuso vivido no paraba de venir a mi cabeza. Por suerte, logré vencer y poco a poco comencé a desarrollar mi vida sexual que, por cierto, siempre estuvo acompañada de esa culpa moralista que tantas veces se encarna en nosotras. Muchas veces me sentí una mujer fácil, de esas que te “describen” en los colegios religiosos, mujeres carentes de agencia pecaminosas.

Tuve numerosos encuentros con otros que realmente no me atraían, ni me gustaban, lo cual me llevó a sentir que cualquiera podía estar conmigo porque yo no era capaz de decir que no ante un otro, yo no podía frenar la situación. Al parecer había aprendido a agarrarme de las pequeñas muestras de “afecto” que en reiteradas ocasiones, en realidad, fueron abusos, abusos que recién ahora soy capaz de concientizar. Tras estos episodios, llegué a creer que en realidad yo era la que deseaba que me toquetearan más de la cuenta, de lo contrario hubiera dicho NO en su momento y me hubiera apartado ¿realmente hubiera sucedido así? Mínimo alguna respuesta de enojo por parte del otro me hubiera llevado y, de seguro, hubiera terminado de sentirme súper culpable, además de sentirme humillada.

En fin, igual entiendo que todo esto es parte del aprendizaje y, por supuesto, que es parte de nuestra lucha. He ido aprendiendo que poco a poco nos vamos levantando y valorando (al menos esa ha sido mi experiencia). De todos modos, yo creo que de ello no fui consciente recién hasta los 24-25 años, en que por primera vez aprendí a disfrutar del sexo, de reconocerme y sentirme valiosa, pues no me había dado cuenta que el sexo que había practicado antes, incluso con mis parejas sexuales de larga data, no había sido gozado desde mi parte. Siempre había experimentado las relaciones en función del placer del otro. Sentía que debía responder a los intereses de ellos para ser querida,  despreocupándome totalmente de mí. Llegué a pensar que en realidad las mujeres no disfrutábamos del sexo, y que las imágenes de las películas era fantasía barata. Por cierto, debo añadir que mis encuentros siempre fueron hechos bajo el efecto del alcohol que, por un lado "me ayudaba" a despertar mi deseo sexual y a deshinibirme, como también me "sirvió" para alimentar mi culpa moral. No hay que olvidar que cuando se nos pasa la mano con el trago, somos nosotras las responsables de que los manolarga se aprovechen de una.  

Hoy en día sigo con aquella persona que desde los 24 me ha ayudado a re-descubrirme. Y luego de mucho tiempo de haber experimentado placer, resulta que ya no puedo tener sexo con penetración, ni de ningún tipo, estoy bloqueada. De un momento a otro, mi vagina comenzó a dolerme, y mucho; me arde el sólo abrir mis piernas, ni les cuento lo que se siente cuando el pene logra ingresar, es como si además de quemarme, me pinchara con astillas. Cuando inició el dolor también empecé a generar infecciones urinarias y a desarrollar candiasis, y aunque tome pastillas o me inserte óvulos, sólo desaparecen los síntomas correspondientes a esas enfermedades, el resto del dolor vaginal persiste. Es como que si mi vagina hubiera pegado un grito de auxilio. Incluso llegué a generar tensión muscular en las ingles del entre piernas, evidentemente intenté continuar con el sexo pese al dolor, quería corresponderle a mi pareja, pero ya no puedo más y mi cuerpo lo dice a gritos.

He consultado infinidad de ginecólogas y ginecólogos, y no fue hasta el último que visité que me dijo: "lo siento, pero lo que te ocurre es psicológico". Eso quiere decir que no podré recuperarme hasta que logre dar con qué es lo que gatilló esta situación. Puede haber sido un episodio de la infancia, de la adolescencia o ahora de más adulta.

Conforme con el diagnóstico presentado, he investigado diversas fuentes de información con respecto a lo que me pasa y veo que es muy común, como también es muy común que nos tardemos mucho en hacernos cargo de lo que nos está pasando. A veces llegan a consultar después de años, y yo no podría imaginarme continuar ni un solo día mas forzándome a tener sexo que no quiero, porque es un sexo que me daña. En todo caso, se entiende perfectamente el por qué de la demora en acudir a ayuda: ¿te imaginas no poder realizar sexo? ¿no poder poner en práctica esa actividad por la cual ese "diosito" practicamente nos creó? ¿Se podrían imaginar lo que se siente no poder tener relaciones íntimas con tu compañerx y, por ende, no "cumplir" con tus deberes de pareja? Entre muchas otras preguntas relacionadas, desde mi experiencia, ya les digo que cuesta, te baja la autoestima. La vergüenza, la pena y la humillación se apodera de una ¿quién querría afrontar una situación así?

Entonces, comprendiendo cuando me dice que esto es “psicológico” -y no dudo de ello- también entiendo que tiene que ver con la sociedad en la que vivimos. Ya perdí la cuenta de cuántas veces he sido abusada, tengo ejemplos para toda edad y en todo contexto. Y de acuerdo con esto, se me vuelve un infierno el tener que intentar localizar “qué es lo que gatilló” este momento. Lo cierto es que veo bien culera esta situación, porque no doy más con este sistema de violencia “cultural”, casi creo que mi vagina está en protesta ante la violencia machista y, bueno, claro que la entiendo. De alguna manera debemos manifestar nuestro descontento. Ahora, sólo espero poder conectarme con mi vagina y con cada parte de mí, no quiero volver a vivir enajenada de lo que me es tan propio, definitivamente no quiero volver a descuidarme y, mucho menos ,quiero volver a hacer algo que no me parezca, porque como ya podemos ver: la cuerpa es sabia, no podemos pasar sobre ella.

Una vez presentado este relato que frustrantemente es 100% real, me despido señalando que  creo que mientras más podamos verbalizar estos mal llamados “problemas íntimos”, conseguiremos más soluciones efectivas. Es importante que sepas que no estás sola y, sobretodo, no te sientas una bicha rara. Esto que “nos ocurre” es más común de lo que pensamos porque, lamentablemente, también lo es la violencia de género. JAMÁS te sientas culpable por "no cumplir como mujer", nosotras no le debemos nada a nadie, solo a nosotras mismas, y lo que nos debemos y merecemos es nuestro amor y cuidado. Lo demás, es compartir.

**Lo esperanzador es que poco a poco iremos saliendo de este círculo vicioso, porque como hemos podido aprender de las experiencias previas, de las historias de nuestras madres, tías y abuelas, lo único que nos ayudará es que nos dotemos de herramientas que nos lleven a CAMBIARLO TODO, en pro de un mundo en el que efectivamente quepamos todas.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Por un 1° de mayo feminista: traer lo reproductivo al centro

¿Qué queremos decir con 1° de mayo feminista? ¿Qué reivindicamos?  En el día internacional de lxs trabajadorxs, retomamos la politización d...