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domingo, 21 de octubre de 2018

Entrevista a Francisca Ramírez, Lideresa del movimiento anticanal de Nicaragua




En el mes de Abril en Nicaragua se aprobó  una Ley de Seguridad Social que, en función del discurso gubernamental,  promueve garantizar seguridad social para la población más desfavorecida. Sin embargo, uno de los quiebres que se derivan de dicha ley es la reducción del cinco por ciento  de las pensiones, lo que para la población más pobre significa un golpe directo al sostenimiento de sus vidas. Conforme con la aprobación de dicha Ley, la población hace notar su descontento, siendo el grupo de pensionados  el primero en salir a las calles a protestar. La respuesta por parte de la policía ante este hecho fue reprimir  de manera muy violenta a las y los participantes. De acuerdo con este escenario, las y los estudiantes universitarios salen a apoyar la demanda de los pensionados exigiendo el fin a la ley del INSS a la vez que pedían el fin a la represión de los mismos.
En este clima de violencia estatal, las y los estudiantes se enfrentan a un terreno que atenta directamente con sus vidas. A partir del 19 de abril las muertes al interior de las protestas comienzan a ser un hecho irreversible, al igual que la captura por parte de la policía a las y los participantes de las marchas, iniciando así un proceso de criminalización y persecución que tiene como una de sus finalidades la implementación del terror para silenciar a quienes han alzado su voz en contra del gobierno de Daniel Ortega.
Con respecto a todo lo mencionado, las diversas organizaciones, la sociedad civil  y  el movimiento campesino decidieron sumarse  y ser parte de este gran movimiento que no hace más que señalar la inconformidad con respecto a un gobierno que a través del tiempo ha ido desilusionando a su pueblo tras volcar la agenda política a un terreno enemigo y anti revolucionario, situación que se evidencia en la ejecución de proyectos que han atentado contra la vida humana y ambiental del país.
A raíz de lo que hemos explicado en las líneas anteriores, hoy en día más de 30.000 nicaragüenses se encuentran exiliados en otros territorios, ubicándose mayoritariamente en Costa Rica. Precisamente, desde allí, ha salido una Caravana de líderes sociales que busca dar conocer lo que se está viviendo en su territorio con el propósito de generar redes y solidaridad internacional. 
Acorde con la gira que están realizando en el continente americano, la semana pasada estuvieron en el estado de Chiapas, México, como invitados a la segunda asamblea del Consejo Indígena de Gobierno y del Congreso Nacional Indígena CIG-CNI “resistencia, rebeldía y organización” donde tuvieron la oportunidad de dar a conocer su historia, sus problemáticas sociopoliticas y expresar sus sentires a la vez que pudieron empaparse de las ideas organizativas de los diversos pueblos indígenas del territorio mexicano.

Bajo este contexto es que pudimos realizar la entrevista que presentaremos a continuación.
Francisca Ramírez es una reconocida lideresa campesina que inicia su lucha social en el año 2013 cuando se instala el proyecto del Canal Transoceánico de Nicaragua.




¿Nos puede contar sobre la lucha de la cual participa y cuál es el rol que cumple allí?

Era un movimiento autónomo de diferentes procedencias, donde tuve el rol de coordinadora. Teníamos nuestro propio reglamento donde cada seis meses teníamos que hacer un cambio porque queríamos implementar otro sistema, no el sistema que se implementa en que la gente llega al poder y no lo quiere dejar. Entonces fui miembra por muchos años en un consejo nacional que se llamaba en Defensa el agua, la tierra  y la soberanía, después fui coordinadora de del Consejo defensa y la soberanía y luego ya pasé a ser una miembra sin cargo porque pasó a ser coordinador un hombre que ahora está encarcelado.
La lucha que hicimos como campesinos fue una lucha para no ser desplazados de nuestra tierra por sus proyectos, como este proyecto del canal. Fue una lucha que mantuvimos bien activa a pesar de los sufrimientos y las represiones. Fue un avance bien importante, pero ya el 18 de abril decidimos solidarizar también con los estudiantes, hombres y mujeres que estaban en las calles,  ya habían masacres y asesinatos, entonces como movimiento campesino articulado decidimos salir a la calle y eso nos costó el costo de ser desplazados forzosamente por los secuestros, por las torturas, por los apresamientos, los asesinatos, porque el gobierno ha hecho un tercer grupo armado y esos son impunes, pueden matar, asesinar y no hay dónde acudir a la justicia.

¿Cómo se vivencia el liderazgo siendo mujer en una lucha campesina?

El compromiso que debemos tener las mujeres es luchar por nuestros derechos, la lucha por el derecho a tener tierra. Creo que somos las mujeres las que más sufrimos las consecuencias de cualquier conflicto en el país porque somos las madres, somos quienes criamos a nuestros hijos, somos las que estamos pendientes de qué comen, cuándo comen, qué tienen, que no tienen. Entonces ese compromiso me obligó en el año 2013 a organizarnos como hombres y mujeres para defender nuestras tierras, y ha sido una lucha muy difícil porque  hemos tenido una gran persecución por parte del gobierno  y nunca hemos sido escuchados. Las respuestas ha sido en base a balas de plomo, no dejarnos manifestar, cortarnos la libertad de expresión, mantenernos en una zona aislada donde nadie nos pudiera visitar, donde hemos sido encarcelados. Hemos tenido órdenes de captura, hemos tenido que callar nuestras voces.
Lo importante es que el dolor y el sufrimiento a uno la hace más fuerte. Desde  el 18 de Abril hasta el 14  de octubre hemos estado sufriendo un dolor muy grande porque en Nicaragua lo que se ha vivido es algo terrible   porque no se respeta ni a hombres ni a mujeres. Hoy tenemos cantidad de mujeres asesinadas de esta  represión que se desató el 18 de abril allá en la ciudad y que en las comunidades rurales  y en la zona del campo ya existía, solo que no se visibilizaba. En las comunidades indígenas ya se mataba a hombres y a mujeres. Las  mujeres son violadas por despojarlas de sus tierras.
Y en mi caso tuvimos que ser desplazados, toda mi familia porque mi familia comenzó a ser amenazada porque yo empecé a alzar la voz por todos aquellos que no pueden hacerlos, siempre alcé la voz por todas las personas que violan  sus derechos. En Nicaragua ser mujer y ser defensor de DDHH es como ser un terrorista de alto nivel que debe ser perseguido.
Por ejemplo, un 14 de abril había tenido orden de captura, ya había sido perseguida en un momento, me ofrecían dinero por mis bienes, que le pusiera precio y que no siguiera hablando por mucho. Después me dijeron que si no lo hacía, lo iba a pagar muy caro, eso me lo dijeron un 15 de diciembre del 2014 y el 18 de diciembre del 2014 fue allanada mi casa por cantidad de policías y comisionados pese a no tener ningún delito más que alzar la voz. Afortunadamente no  estaba en mi casa cuando fue allanada y aun se respetaba un poquito los organismos de derechos humanos,  fui acompañada por el CNI y ellos lograron que se aclararan las cosas y así fue que me pude quedar viviendo en mi casa, pero igualmente muchas veces trataron de secuestrar a mis hijos por mi activismo,  me habían cerrado muchos espacios como ciudadana, por mi oposición al proyecto. 
Como mujer he vivido momentos difíciles pero, por lo mismo, el dolor, las tristezas las tenemos que convertir en fuerza para poder construir un mundo diferente  donde haya igualdad y realmente se respeten los DDHH, esa ha sido nuestra meta y nuestro deseo: de pasar tanta tristeza y de que un día se convierta en alegría para las descendencias que vienen.
También muchas veces estuve presa, muchas veces me llevaron a la cárcel, pero la unidad del movimiento campesino y la unidad de la gente se sumaron y siempre estuvieron presionando en las calles para que fuera liberada. La fuerza campesina pues logró atener eso, pero ya hoy el gobierno ha implementado más fuerzas armadas y ha ejercido más represión hacia el pueblo. Hoy ya no podemos hacer frente de la misma manera  porque han sacado otras leyes del terrorismo donde inventan cualquier juicio, aunque las personas no hayan hecho nada, las sancionan, les hacen un juicio  y te pasas 30 años en la cárcel, o sea que hay una impunidad total y no tenemos donde ir, no tenemos justicia, mucho menos como mujeres.
Cuando estuve  presa fue triste porque los poderes logran dividir, muchas veces estuve presa y las mujeres policías te reprimen e intimidan, es muy triste que otras mujeres te hagan daño. A través de la tortura psicológica me hicieron mucho daño porque me mencionaron mucho a mi familia, a mis hijos. Si no me sentía bien como vivía por qué  me metía con el gobierno, que el gobierno tenía el poder, que meterse con ellos era perder y de esa manera son los mensajes que mandan los dicta


¿Nos puede contar sobre el contexto actual de la lucha social en Nicaragua?

El 18 de abril las estudiantes decidieron salir a las calles, hombres y mujeres también para protestar por apagar la reserva Indio de maíz  que amaneció incendiada de la noche a la mañana. Hubo mucha solidaridad de países cercanos que querían ayudarnos a apagarla mientras que el gobierno mantuvo  interés de que se quemara. El 18 salen los estudiantes por una ley del seguro social, salen abuelas y abuelos a las calles y terminan siendo reprimidos, entonces los jóvenes deciden presionar más para que hubiera libertad de expresión, para que la gente tuviera la posibilidad de manifestarse, pero casi que nosotros a esta etapa estábamos siendo forzados a salir desplazados de nuestra tierra, tanto hombre como mujeres. Hay más de 2300 personas heridas y 500 personas documentadas, asesinadas, esas son las que están documentados desde el 18 de abril. Tenemos más de 500 presos políticos y hoy, un ejemplo de Nicaragua, hoy 14 de octubre fueron apresadas líderes indígenas. Así  como hoy, la mayoría de mujeres han sido encarceladas por estar protestas, están siendo llevadas a casas de tortura, donde lo que hacen  es torturar y violar. Además de esa manera estamos viviendo hoy secuestro de muchachas jóvenes. Entonces como mujer en estos momentos hemos tenido que huir porque somos perseguidos en el país. Muchas mujeres también se han quedado trabajando la tierra y viendo cómo ayudar a sobrevivir a nuestros hijos.

¿Cuál es su situación socio política actual?

Yo ahora estoy viviendo en Costa Rica junto a toda mi familia. Ahora me he encontrado con cantidad de mujeres que por haber agarrado una bandera de nuestra propia patria, hoy son mujeres perseguidas por el gobierno y hoy hemos tenido que ser desplazadas por represión.
El tener que migrar ha sido algo muy triste porque me ha tocado encontrarme con cantidad de grupos nicaragüenses en un estado triste humanitario, sin tener un colchón donde dormir, durmiendo en el suelo, sin tener con qué alimentarse con mujeres, niños. Mis propias familias tuvimos que desplazarnos, somos cuarenta entre hijos, hermanos, madres, sobrinos... entonces es una experiencia triste porque después de que teníamos todo, teníamos vehículos…hoy dormimos en el suelo, comemos cuando podemos, es una experiencia muy difícil
Mi familia siempre estuvo involucrada en las protestas en contra de los proyectos, después en las protestas exigiendo justicia para los estudiantes y sí, ellos fueron amenazados directamente como familia y en su momento, también si yo no me callaba, nos iban a quemar, nos iban a asesinar, ya se estaban viendo los asesinatos en Nicaragua. Entonces tuve que tomar la decisión de migrar.

¿Cómo observa el papel que tiene la mujer en Nicaragua?

El ser mujer en Nicaragua no tiene la diferencia con otros grupos, no somos tratadas diferente por el régimen del dictador Ortega Murillo. Sufrimos hasta peores tratos porque estamos siendo violadas en las cárceles y torturadas, entonces el ser mujer es una historia triste, especialmente en Nicaragua de que supuestamente hay una vicepresidenta que es mujer que habla mucho del cristianismo, habla de la solidaridad, habla de la vida común pero es un discurso falso que no existe, es una persona enferma de poder y ella misma se encarga de realizar persecuciones a mujeres. Inclusive es tan grave porque hasta la iglesia católica es perseguida, baleada, violentada en sus derechos  como iglesia.
Por otro lado, la participación de la mujer ha sido muy importante porque los grupos feministas han estado muy activos, son un grupo que siempre han estado y que casi nunca se han callado en Nicaragua, han denunciado directamente al dictador Ortega. Por eso, articularnos como movimiento social de todos los movimientos, las organizaciones, es una necesidad porque es un régimen que divide, porque saben que si no estamos unidos no lo vamos a vencer, entonces hemos visto la unidad como una alternativa para vencer a ese dictador opresor asesino.

¿Qué metas se plantean como caravana?

Esa ha sido nuestra meta, poder darle a conocer al mundo lo que nos está pasando porque tristemente como decíamos hoy, los pobres, los reprimidos, somos los de abajo, no tenemos las alternativas de financiamiento de dinero para ir a pagar un medio de comunicación, entonces nuestra voz se queda un poco encerrada, el mundo no se puede dar cuenta de cómo los dictadores como Daniel Ortega y Rosario Murillo se han ido apoderando de todo, nos han quitado todo al pueblo. Ellos pueden mandar un mensaje diferente para que el mundo crea las cosas diferentes. Salir con un compromiso de llevar la voz de los pobres, de los presos, de los asesinados, eso nos compromete a buscar oportunidades para que el mundo se de cuenta. Y tenemos la gran esperanza de que si conseguimos solidaridad internacional de mujeres, de pueblo, de campesinos, de sociedad civil, eso nos va ayudar mucho en el país a cambiar  porque creo que es un momento para que Daniel ortega sea enjuiciado y pueda ser encarcelado por un crimen de lesa humanidad

Para ir terminando, entendiendo el contexto en el cual se está realizando esta entrevista ¿Qué ha significado para usted haber compartido en el encuentro del CNI y CIG?

En Nicaragua teníamos una idea de la resistencia zapatista por sus territorios y eso también nos inspiró a luchar por nuestros territorios, pero también hay que reconocer que no es una lucha fácil, es una lucha difícil, pero hay que pensar que sí se puede cambiar a un mundo diferente, un mundo en el que podamos estar todos, que sea pensado en el bien común, no que sea por clases y que los que no sean de clase alta no seamos ignorados y tengamos derecho a vivir, entonces es una experiencia bien importante y me encantó porque es una experiencia campesina  y yo soy campesina, y los campesinos no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, como lo es la tierra. Para nosotros la tierra es como nuestra madre porque  tenemos todo, lo cosechamos todo, no tenemos necesidad de que si no tenemos dinero no comemos, entonces la importancia de cuidar la tierra y que nos respeten el derecho como campesinos el derecho a vivir en nuestra tierra es un reto que debemos luchar  todos y que ojalá algún día podamos tener una articulación mundial de campesinos para que así nos solidaricemos con todos los campesinos que por mega proyectos e intereses de los grandes que nos despojan de nuestras propias tierras que es como el despojo a quitarnos la vida.   

Para más información sobre lo que sucede en Nicaragua:

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