Conforme al
éxodo migrante que se ha ido desplazando, desde Centroamérica hacia EEUU,
durante las últimas dos semanas, se han ido despertando muchas preguntas que
giran en torno al por qué de esta masiva movilización y al cómo se va
desarrollando, en un contexto sociocultural, político y económico tan complejo
como es el que se está propiciando en el país de México.
Si bien este
texto no busca responder a todas las preguntas que puedan surgir en relación a
este proceso migratorio, lo que sí pretende es dar a conocer la migración
forzada desde una perspectiva de género. Puesto que, comprendemos que el gran
cuerpo migratorio que en estos momentos busca cruzar hacia Estados Unidos está
compuesto en un 50% de mujeres, niñas, niños y adolescentes, de acuerdo a la
información entregada por diversas organizaciones de derechos humanos, tales como Voces Mesoamericanas y el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova que han estado acompañando este caminar de manera
directa.
Imagen extraída de el períódico: El comercio
En la entrevista que realizamos a doña Francisca Ramírez, lideresa campesina de
Nicaragua ya pudimos vislumbrar lo que puede significar para
una persona migrar de manera no voluntaria, es decir, migrar porque el lugar de
origen al que se pertenece está obligando de manera directa a las personas a
abandonarlo, ya sea por cuestiones de inseguridad y/o por falta de acceso a los
bienes mínimos para llevar adelante la vida.
Para comprender
de mejor manera el porqué de este éxodo migratorio desde una perspectiva de
género, Carla Jiménez, antropóloga especialista en migraciones y género, nos
explica que se vuelve fundamental tomar en cuenta los contextos históricos que
enmarcan a los países centroamericanos, especialmente: Guatemala, El Salvador,
Honduras y Nicaragua.
“En los últimos años que
llevo trabajando acompañando a personas centroamericanas, en particular a
mujeres, he escuchado muchos testimonios de violencias y, esta violencia, no es
singular, es algo estructural, a lo que se le puede dar contexto histórico (…)
Las intervenciones en los 80’ en estos países por parte de los EEUU ha ido
creando estados completamente débiles, en realidad ya tumbados, propiciando
espacios de muchísima violencia, pobreza y violencia generalizada, entonces que
esto pase ahora se veía venir desde hace muchos años, no es algo inusitado. En
ese sentido, ya desde hace mucho tiempo se venía evaluando la posibilidad de
una crisis en términos de refugio. En la mesa transfronteriza desde hace dos o
tres años ya hablaban sobre esta posibilidad, pero creo que nadie se imaginaba
que llegaríamos a ver estas imágenes tan fuertes que hemos estado viendo desde
el Suchiate y todo el éxodo”
La frontera
sur que se establece entre México y Guatemala consta con más de 50 pasos
fronterizos, sin embargo, son sólo ocho los oficiales que se encuentran
repartidos entre los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. Esto
significa que las alternativas para cruzar la frontera sur, sin la necesidad de
realizar el proceso administrativo, son numerosas. Con esta información cabe
preguntarnos: ¿qué implica para una persona migrante, forzada, cruzar por los
caminos no oficializados? y, de la misma manera, podemos hacer la bajada y
cuestionarnos: ¿qué implica recorrer estas rutas, no oficiales, siendo mujer
y/o yendo acompañada de sus hijas e hijos? Conforme con ello, Carla nos señala
lo siguiente:
“Existen muchos riesgos en el camino, en particular para las
mujeres migrantes. Por ejemplo, hay altísimos índices de violencia sexual en
las rutas que recorren, a las cuales debemos sumar todos los otros riesgos que
se encuentran; asaltos, robos, secuestros, inclusive de quedarte sin comida y
de no tener que darles a tus hijos. O, si vienen embarazadas, acorde a las
adversidades que presentan los caminos, muchas mujeres han llegado a la muerte.
A todo lo anterior, también debemos agregar que probablemente deban enfrentarse
a las autoridades y que sufran violación a los DDHH por parte del Estado.
Es importante señalar que también al momento de estar en
territorio mexicano se pueden topar con una falta del acceso a la salud o que
lleguen a hospitales y que desde allí llamen a migración, aunque eso sea
absolutamente contra la ley. Ahora, en caso de que sí reciban atención médica,
puede darse que no les den un trato digno, es muy común enfrentarnos a casos de
violencia obstétrica”
En cuanto a lo que se puede visibilizar el día de hoy -de acuerdo al
éxodo migrante- en el transitar desde la frontera sur de México hacia el
norte vía la ruta costera, las diversas organizaciones
han podido percibir la existencia de muchísimos riesgos que, en el caso de las
mujeres jóvenes, ancianas, niñas, niños y adolescentes, se amplían considerablemente;
la escasez de espacios seguros que se han ido implementando en el camino para dar lugar a hidratación, alimentación, cobija y salud, ha
llevado a generar sobre esfuerzos físicos, psicológicos y emocionales a
este sector debido a que buscan poder satisfacer las necesidades de su entorno de una manera efectiva (recordemos que el rol de cuidados ha sido históricamente relegado
al cuerpo femenino.)
Acorde a lo anterior, muchas personas, de cierta manera, criminalizan a las mujeres que están
participando de este éxodo, diciendo: “cómo es posible que realicen
este viaje, bajo estas circunstancias tan terribles para sus hijas e hijos”,
“mira, pobres bebes, qué mujeres más desconsideradas”. La respuesta al por qué ellas asumen estos
riesgos de haberse sumado a este cuerpo migratorio, se debe exclusivamente a
cuestiones de seguridad, aunque parezca incongruente con la realidad material
que se narra anteriormente.
Los riesgos de transitar, por las rutas no oficiales, para mujeres
son aún más que para el caso de los hombres. En ese sentido, el Movimiento Migrante Mesoamericano indica
que siete de cada diez mujeres migrantes
sufren abusos sexuales durante el trayecto hacia Estados Unidos, y nueve de
cada 10 sufren acoso sexual. Para evitar estas acciones de violencia directa
y/o reaccionar ante un ataque de violencia sexual, las mujeres recurren a una
serie de mecanismos, entre ellos: inyectarse el anticonceptivo hormonal Depo
Provera para evitar quedar embarazadas en casos de violación. Por otro lado,
algunas ocultan su identidad vistiendo prendas de hombres y vendándose los
senos, mientras que otras acuden a acercarse a algún hombre que conocen en el
camino a fin de aparentar estar acompañadas por una figura masculina cercana,
según lo señala el noticiario online plumasatomicas.com.
Entonces, conforme con lo recién mencionado, las mujeres al ver una
posibilidad que disminuye el miedo a ser violadas -ellas y/o sus hijas e
hijos-, o ser raptadas por redes de Trata de personas en los caminos
alternativos, han tomado la decisión de seguir a este gran grupo que, al igual que ellas –resguardando
las diferencias-, busca seguridad y protección en el andar, pues como lo han
mencionado las y los migrantes, México es un corredor de sangre.
Es importante que
recalquemos que las mujeres que están migrando de manera forzada lo están haciendo ya sea
por buscar sostenerse a ellas y/o a sus familias, tanto como por escapar de la
violencia que, en muchos casos, es producida por sus parejas, lo que nos lleva a entender que
definitivamente permanecer en sus lugares de origen, no es una opción.
Carla nos dice que en el
caso de las mujeres, sobre todo de las adolescentes :
"Los mareros se apropian de ellas. Si es pareja de uno, es
pareja de todos". Por otro lado, también, muchas veces los relatos de las
chicas abordan historias de violencia sexual por parte de sus familiares, razón
por la cual no ven otra posibilidad que la de huir.
En síntesis, podemos observar que este proceso migratorio no es algo
nuevo. La gran diferencia de migrar a pequeña y a gran escala se da en
que las y los involucrados comprendieron que no están solos ni solas en esta
situación, que la pobreza y la violencia azotan los hogares de cada una de sus
familias de manera sistemática, y por lo mismo salir unidas y unidos además de
generar un cuerpo seguro, conlleva visibilizar una realidad que hasta ahora se
mantenía por debajo de la alfombra.
En este sentido, las responsabilidades que tantos los gobiernos de los
países implicados como los diversos organismos asociados a asuntos migratorios
no habían querido enfrentar de una manera eficiente y real, ahora más que nunca
se ven forzados a accionar. Esperamos que las posibles salidas que se le dé a
este éxodo migratorio tome en cuenta el escenario que a lo largo de este
escrito presentamos. Es decir, que se tomen precauciones particulares para con
el grupo que en estos momentos se encuentra en mayor situación de vulnerabilidad.
Para más información sobre el contexto del éxodo migratorio, leer un texto que construimos en conjunto Las Calilas con Oye Compa y que puedes visitar en el siguiente enlace:Éxodo Migrante 2018
Voces mesoamericanas:
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